Víspera de Carnaval
- José González, Betsa González, Juan José Cepeda
- 19 nov 2015
- 2 Min. de lectura
La Marimonda, el Garabato y el Torito estaban sentados en la terraza de la tienda El Tío, en barrio Abajo, esperando que bajara el sol para salir a buscar trabajo. Todos con una cerveza en la mano, le decían al tendero que trajera otra ronda para refrescar la garganta. Las cervezas, vestidas de novia, se ubicaron en la mesa. La marimonda coge su cerveza, toma un sorbo largo y al terminar le dice al Tío:
— Tío, ponmela en la cuenta que no he encontrado camello, tú sabes que después de carnaval quedó mondao
El Tío hace un gesto con la mano dando a entender que era de esperarse. Los tres, sentados, esperando a que el otro hablara, se veían las caras, mientras las cervezas bajaban de nivel. La voz del Toro interrumpió el silencio y el trago que se disponía a tomar La Marimonda.
—Eche Marimonda, si ya tú estas encorbatado, preséntate y te dan trabajo de una —. La Marimonda se cogió la corbata y la miró extrañado
—Toro, yo no sirvo para estar en una oficina, a mí me gusta la calle, estar con la gente, siempre le mamo gallo al jefe y me echan —Toma un trago y dice —¿Ajá y tú por qué no buscas trabajo?
El torito se toca los cuernos y se demora en responder —Es que a mi siempre me quieren ver la cara de burro.
El garabato mira a la marimonda y después de un tiempo se sueltan en carcajadas. El torito se para y le pregunta al garabato
—¿Aja garabato y tú por qué no tienes trabajo?..
El garabato alza su cerveza y ve que está casi vacía.
—Mándate la otra ronda y te digo— le dice al Torito
El torito llama al Tío y le pide la otra ronda. La marimonda, empezando su 4 cerveza, se percata que lleva la ropa al revés.
—Joda siempre me pasa por andar de afán.
El garabato se toma el primer trago de su ya no recuerda cerveza y dice
—Yo para qué voy andar buscando trabajo si todos los años me viene a buscar la muerte, prefiero disfrutar mientras viene porque el otro años de pronto sí me lleva.
La marimonda y el torito movieron la cabeza dándole la razón. Ya se había pasado la hora del almuerzo y las cervezas llenaban la mesa. Las personas que pasaban por el lugar se quedaban extrañados al verlos. Todos caminando a sus lugares de trabajos, mientras ellos decidían qué hacer.
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