Monumentos del olvido
- Beta González, Jose González, Juan Cepeda.
- 25 oct 2015
- 5 Min. de lectura
Barranquilla, ciudad de aconteceres y personajes, cuna de la radio y la aviación, puerto marítimo y fluvial del país. Tanta historia y riqueza cultural son motivo de orgullo para los barranquilleros, lo irónico es que no existe el mismo orgullo por los monumentos que se han alzado para rendirle homenaje a esta historia. ¿Por qué?, si bien no son pocos los monumentos en la ciudad, la mayoría se encuentran en mal estado, desde los más antiguos hasta los más recientes han sufrido el descuido por parte de las personas y las administraciones correspondientes.
El espacio público crea una relación entre la ciudad y sus habitantes, estableciendo así una dinámica que construye la identidad a través de la interacción y el reconocimiento de los símbolos que los identifican, pese a que existen dichos símbolos, la mayoría de las veces pasan desapercibidos y es quizá la razón por la cual los monumentos en Barranquilla han perdido importancia. Construir ciudad no es sólo levantar grandes edificios y ampliar calles, construir ciudad es generar una conciencia colectiva que nos ayude a generar una conexión entre la vieja y la nueva ciudad, para que de esta manera, se logre rescatar la historia sin dejar de pensar en el futuro.
La Real Academia Española define Monumento, del latín Monumentum, de la siguiente manera: “obra pública y patente, como una estatua, una inscripción o un sepulcro, puesta en memoria de una acción heroica u otra cosa singular”, otra de las definiciones señala que también se le atribuye como monumento a una obra artística o edificio que toma bajo su protección el Estado. Siendo así, en Barranquilla se han construido más de 40 monumentos, y es muy poco el conocimiento que tienen los ciudadanos acerca de estas piezas arquitectónicas.
Lo más reconocidos
Jorge Villalón, historiador, afirma que “Barranquilla no ha tenido la disciplina de la historia académica”, pese a esto se le ha rendido homenaje a personajes históricos como Simón Bolívar, cuya estatua está ubicada en el Paseo Bolívar (calle 34 entre las carreras 44 y 45), justamente en el corazón histórico de Barranquilla. El monumento hecho en mármol a Cristóbal Colón se encuentra actualmente en el boulevard de La Aduana (carrera 50 entre las calles 58 y 59).
Los representantes de la cultura caribe también tienen su espacio en Barranquilla, como es el caso del cantante Joe Arroyo, a quien se le hizo una estatua que fue inaugurada el 17 de Diciembre del 2011, este monumento está ubicado en el Parque de los Músicos entre las carreras 46 y 47. A Shakira también se le rinde homenaje por medio de una estatua que está situada cerca del Estadio Metropolitano Roberto Meléndez, al suroccidente de Barranquilla, pero este monumento inaugurado en el 2006 es uno de los más deteriorados, múltiples rayones de aerosol han convertido a esta estatua en una burla para los habitantes del sector, lastimosamente ninguna autoridad pública se ha hecho cargo de esto. La estatua en homenaje a Esther Forero, más conocida como “La Novia de Barranquilla”, está ubicada en la carrera 43, entre calles 75 y 76, y es una lástima que hayan robado algunas de las placas de este monumento, algo que evidencia el poco arraigo que tienen los barranquilleros.
El Prado y Barrio Abajo
No sólo se entiende por monumento un homenaje a una persona o hecho histórico determinado. Un barrio entero puede considerarse un monumento por su diseño arquitectónico, importancia para la ciudad y la representación que tiene en los ciudadanos. Es el caso de estos dos barrios.
El Barrio Abajo, inicialmente llamado Barrio Abajo del Río, está situado entre la carrera 46 y 54, limitando con la vía 40 y fue creado en 1857 por el Concejo Municipal de entonces.
Cuando la ciudad empezó a tener auge a nivel nacional por ser puerto marítimo y fluvial del país, Barrio Abajo fue el epicentro económico y social de la ciudad. Inmigrantes tanto de regiones del interior del país como extranjeros fueron llegando y asentándose en el Barrio. Palenqueros, árabes, descendientes españoles y barranquilleros netos empezaron a convivir en este sector, convirtiéndolo en el barrio más popular y rico culturalmente de la ciudad. Edificaciones como la Aduana, la Estación Montoya, el Parque Cultural del Caribe, la Casa del Carnaval, el estadio de béisbol Tomás Arrieta, hacen parte de la riqueza arquitectónica con la que cuenta el barrio.

El Barrio el Prado, localizado entre la calles 53 y la calle 76, fue la primera urbanización que hubo en latinoamérica y el único avalado como Patrimonio Nacional por el Consejo de Monumentos Nacionales. En sus inicios fue una finca que adquirió el estadounidense Karl C Parrish, en la cual vio un gran potencial para construir casas, siguiendo unos parámetros, cómo mismos materiales y amplias zonas verdes. Diferentes estilos de arquitectura como el barroco, californiano, neoclásico o modernista se pueden ver a lo largo del boulevard de la 58. Con la creación de esta urbanización, Parrish tenía en mente incorporar a Barranquilla a la modernidad, construyendo más tarde al hotel del Prado, joya arquitectónica y emblema de la ciudad.

El monumento es un homenaje a lo que hace parte de nuestra memoria como pueblo, como sociedad, pero la importancia que le damos a estos, hace notar que el barranquillero carece de memoria o interés por su historia. Carlos Bell Lemus, reconocido arquitecto de la ciudad, manifestó que “a Barranquilla le hace a falta un diseño paisajístico, en especial un estudio detallado del entorno urbano donde se piensa colocar una pieza arquitectónica o una escultura”. El valor de la estética no está integrada cuando los monumentos se alzan, la armonía con el entorno queda en segundo plano por la inmediatez de construir algo de valor para la ciudad y el monumento es el que sale perdiendo. Otra de las razones por la cuales los monumentos están en deterioro según Bell, es que “el barranquillero , debido a que sus habitantes hacen parte de un pueblo de inmigrantes, con poco arraigo y poco sentido histórico de su ciudad, no suele reconocer las evidencias de su pasado, ni de los personajes que la hicieron posible”. No sólo los ciudadanos tienen en abandono a las estatuas, que piden a gritos mantenimiento y mejoras, el Estado y las administraciones a lo largos de la años le han dado la espalda a este asunto. “Funcionarios públicos con baja formación cultural, dirigentes sin conciencia de la historia, bajos presupuestos, poca capacidad de gestión de los administradores públicos” son algunos de los responsable de que la historia tenga la mala representación que tiene. En cuestión de nuevos monumentos y edificaciones, el panorama no se ve tan mal. Para el arquitecto, varias obras que se están llevando a cabo o que son relativamente nuevas pueden ser patrimonio arquitectónico dentro de 50 años. “ El Museo del Caribe, Las plazas públicas de San Nicolás y San Roque, la reconstrucción del edificio de la Caja Agraria, El edificio del Centro Cívico, El centro de Convenciones sobre el río Magdalena, el Museo de Arte Moderno”.
Entrevista a Jorge Villalón
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